Los valores institucionales son principios éticos sobre los que se asienta la cultura de nuestra Fundación, son los rasgos de nuestra personalidad que trascienden en nuestra forma de educar, evangelizar, comunicar…
Cada curso trabajamos desde todas las áreas, y en cada una de las etapas, uno de los valores institucionales de FEC.
Este curso 2024-25, el valor en torno al que nos vamos a organizar y desde el que vamos a evangelizar, educar, innovar, trabajar y celebrar juntos es el SERVICIO, un valor que nos invita a revisar nuestra vida y misión, nuestra capacidad de entrega, nuestro estar o no disponibles, nuestras condiciones para servir, un valor que necesitamos para vivir y convivir con otros, un valor fundamental para educar y ser educados.
Queremos cultivar una educación que cuide, fomente y acompañe este valor tan básico para la propia vida, para la propia vocación educativa y para la convivencia y el trabajo con los otros.
Ojalá el trabajo en torno al valor del servicio nos haga crecer, nos haga madurar y nos ayude para poder acompañar a nuestro alumnado y a sus familias y, desde ese “servir siempre más, nos mostremos verdaderamente buenos samaritanos, yendo a las aulas y haciendo lo mismo que hizo aquel y que nos muestra el evangelio. Con esa intención trabajaremos este curso de la mano de Jesús de Nazaret y de tantos hombres y mujeres que a lo largo de la Historia y de la historia de la Iglesia, nos han dejado el testimonio de su vida entregada y servicial.
Objetivo general
Despertar y acompañar en nuestro alumnado el desarrollo de un compromiso vital de servicio como expresión máxima del amor, capacitándoles para descubrir las necesidades del prójimo (cercano y lejano), poner los propios dones a disposición de los otros y servir al estilo de Jesús, con humildad, generosidad y alegría.
Nuestra definición de SERVICIO
El servicio es un valor, un acto de la voluntad y una actitud vital que nos mueve a entregar lo que somos, sabemos, creemos y pensamos, de manera libre, comprometida y altruista, atendiendo las necesidades del prójimo como expresión de amor, de manera incondicional y desinteresada, al estilo de Jesús, y que requiere priorizar, discernimiento, empatía, humildad, disponibilidad, generosidad y sacrificio.
Lema del curso: “Servir Siempre +”
El lema escogido este curso es servir siempre +. El objetivo del mismo es exhortar a los que lo lean a que descubran en el servicio un modo de vivir la vida. Que en el servir encuentren la motivación para ser verdaderamente felices. El verbo en infinitivo, lo primero que se lee en el lema: servir
En segundo lugar, el adverbio siempre, en todo o en cualquier momento, queriendo con ello subrayar que el servicio no es una cuestión puntual o de fogonazos solidarios o simplemente algo que se hace si te sale, si no tienes nada que hacer, si haciéndolo conseguirás algo para ti. El siempre indica que el servicio es un estilo de vida, una actitud vital.
En tercer lugar, aparece en el lema el signo +, que en este caso sustituye al nombre más, que hace referencia al signo matemático.
Fundamentación bíblica: “Ve y haz tú lo mismo”. (Lc 10,37)
Este año hemos elegido, como texto bíblico que fundamente el valor institucional del curso, un versículo del evangelio de Lucas perteneciente al capítulo 10 del mismo. El versículo elegido es el 37: “Ve y haz tú lo mismo” con el que finaliza la parábola conocida como la Parábola del buen samaritano, que sólo el evangelista Lucas presenta en su evangelio.
En la parábola Jesús hace dos invitaciones: al principio: “haz eso y tendrás la vida” (v. 28); al final: “ve, haz tú lo mismo” (v. 37). La primera (“haz eso…”) hace referencia a los términos de la Ley; la segunda (“ve, haz tú lo mismo”), al comportamiento del samaritano que debe ser imitado por el jurista. A éste le dice Jesús por dos veces que lo importante es la práctica y no la teoría; o que la teoría sin la práctica no conduce a la vida definitiva.
La parábola del buen samaritano, encarna de modo magnífico la propuesta de servicio de Jesús de Nazaret, presentada en su formulación extrema: “El amor al prójimo como uno mismo debe llegar hasta el máximo, hasta lo excesivo, no tiene límites: hasta el enemigo.
El mensaje central de la parábola es que el amor al prójimo -incluso si se trata de un enemigo- es condición y prueba del amor a Dios. Dios se hace visible en el prójimo amado. Detrás del samaritano, hereje y heterodoxo, se revela el comportamiento de un Dios que ama más allá de lo soñado y que siempre se comporta como “prójimo” de todos los hombres: es un Dios de vida que salva de la muerte y asegura el futuro.